sábado, 1 de febrero de 2020

Un caballero con la vaina vacía

Entonces, terminando el último sorbo de su trago, el forastero alzó la mirada y preguntó:
-¿Qué daño haría un caballero con la funda de su espada vacía? ¿Pará qué sirve un guerrero desarmado sino para su propia perdición?

Él lo miró fijamente. Y luego de levantarse del tronco donde estaba sentado, respondió. 
-Un caballero no sólo es su espada: es su vigor, su honor, su lealtad. Y su presencia es de temer a los impíos.

El señor, atónito, dejó su copa en la arena mientras lo veía. Y así, el caballero, caminando hacia el horizonte, sentenció:
-Si sólo así les soy un problema, imagínate el peligro que seré cuando mi espada la termine de forjar.