jueves, 4 de septiembre de 2014

Limpiando telarañas y echando alcohol puro a las heridas

Hoy no es solo mi cumple... Hoy no es mi cumple. Hoy nació un gran señor entre los hombres...

El N° 19. El que se supone que no tiene importancia, y a la vez era el más importante y el que más esperaba pasar en una situación más holgada. Una nueva derrota (que dolió mucho), una orden divina que va en contra de mis sentimientos más profundos, un nuevo reto autoimpuesto por la necesidad del momento, el resentimiento contra el destino pues ya me harté de perder... además de mi muy voluble voluntad y el hecho de no superar algo que carcome mi alma desde hace tiempo...

...No puedo creer que ya va a pasar un año

No puedo creer que no vaya a ser como las otras veces que llamaba por teléfono, daba un "Feliz cumpleaños" y recibía uno de vuelta.

Extraño tener que viajar... no; extraño el viajar para pasar junto a él nuestro día.

Extraño los días de la niñez en el que no tenía mayor problema. Extraño quedarme horas y horas en la computadora jugando sin tener que preocuparme por alguna difícil tarea (pues luego salía y hacía mi tarea en menos de 30 min). Extraño no tener que preocuparme por el hecho de si ingresaré o no; si será otro ciclo o este es el último, de cuántas horas tendré que trabajar al mes para poder pagar la academia.

Me da cólera, rareza ver que jóvenes a mi alrededor están ya en la universidad. Yo... aún no. Y me preocupa que aún no lo logre.

No hay día que no culpe a mi carácter de distraído y a mis malas decisiones. Pero bueno... así se aprende, ¿no?

Un caballero herido vio en pleno desierto a una flor de lis en brote. No tenía fuerza para tomarla, así que decidió descansar y salir en campaña una vez más para volverse fuerte y podérsela llevar, con la promesa y la esperanza de la espera y que nada valla a cambiar entre ellos. El caballero aprendió sobre el sufrimiento, la lucha, el sacrificio y la madurez... y al final pudo volverse fuerte; gracias también a la idea del reencuentro, de la esperanza de volver a ver a la flor y que la pueda llevar consigo.

Mas el tiempo pasa... y las flores también tienen su tiempo de vida.

Un día lluvioso y un largo camino hicieron el trayecto. El caballero llegó para ver lo demacrada que yacía la flor, también golpeada por el destino. Él quizo recomponer, reconstruir lo que en su mente fue el pasado, mas el grito de un Dios le dijo que no era...

El caballero se fue sollozando, comiéndose las lágrimas. Una vez más había perdido.

La vida es dura, es horrible. La vida es lucha. Quien no haya luchado por vivir o sobrevivir nunca entenderá lo que es en verdad la vida. En esta existencia se sufre, se da todo para seguir con vida.

Suena emo, ¿verdad? Viene la mejor parte: ¿Para qué? Para dejar huella. Incluso, después de todo esto, la vida es bella. He aprendido a apreciarla y a dar todo para conseguir sobrevivir.

Ha aprendido a vivir.

He madurado al fin. Tengo mi carácter y soy bien terco, pero he madurado. Sé como son las responsabilidades y como equilibrarlo con la responsabilidad que uno se tiene consigo mismo. Los juegos últimamente los he dejado de lado (duele, pero lo he hecho). El deber, la lealtad y el honor llaman primero.

Sin embargo, siempre seré ese chico nostálgico de siempre que recuerda su niñez.

Y así se pasó otro cumpleaños. No quiero nada, no quise nada. Estoy solo, siempre lo he estado y siempre lo estaré. Solo me llena el hecho de saber que hay gente allá afuera por las que doy todo.

Hoy no es solo mi cumple... Hoy no es mi cumple. Hoy fue el cumpleaños de un gran señor... mi abuelo
Feliz cumpleaños, abuelo Moisés :')