sábado, 1 de febrero de 2020

Un caballero con la vaina vacía

Entonces, terminando el último sorbo de su trago, el forastero alzó la mirada y preguntó:
-¿Qué daño haría un caballero con la funda de su espada vacía? ¿Pará qué sirve un guerrero desarmado sino para su propia perdición?

Él lo miró fijamente. Y luego de levantarse del tronco donde estaba sentado, respondió. 
-Un caballero no sólo es su espada: es su vigor, su honor, su lealtad. Y su presencia es de temer a los impíos.

El señor, atónito, dejó su copa en la arena mientras lo veía. Y así, el caballero, caminando hacia el horizonte, sentenció:
-Si sólo así les soy un problema, imagínate el peligro que seré cuando mi espada la termine de forjar. 

miércoles, 8 de enero de 2020

No debería

No debería...
Pero lo haría.
Levantar un alma a costa mía.
Exprimir mi espíritu por la querida.

No debería...
Pero lo aceptaría.
Que un aura ha de sacar
De entre las fauces de la oscuridad.

No debería...
Pero lo empezaría.
Un pacto de sangre y lágrimas.
De traer las cenizas a hidratar.
De recoger los escombros y reconstruir
De callar los demonios y avanzar
De confiar y volver a vivir.

No debería...
Pero lo cargaría.
Con la pena de querer a alguien sin retorno.
Con el peso muerto de un alma en un hoyo.

No debería...
Pero lo enfrentaría.
El desafío de mi alma débil entrenar 
Para alguien con quien no me he de quedar.

No debería...
Pero la cumpliría.
La condena de poner mi pecho por un corazón ajeno.
La desdicha de dar amor sin corresponderse.
El pedido de dar mi espíritu por su manejo.
La misión de darle esperanza sin tenerse.

No debería...
Pero lo hago
El donar mi espíritu para un corazón herido.
El servir de apoyo para quien se ha caído.
El darle calor a alguien que muere de frío.
El estar presente para ella que va en solitario.

No debería...
Pero lo hice
El volverme su amigo incondicional.
El guiarle por laderas sin chistar.
El agarrarle la mano cerca del caudal
Y, con ayuda de Dios, no dejarle a la pena ganar.

No debería...
No debí.
Pero alguien tenía que hacerlo.
Que me denuncien los fariseos.
Que me acusen de todo.
Que me digan ingenuo.
Que me manden al fondo.

No debí.
Y me dirán.
Que la hubiera dejado que vaya.
Que regrese cuando esté fuerte.
Que igual otros así lo consiguen.
Que no me corresponderá.

No debí... Pero, ¿qué esperaban?
¿Que deje morir su sonrisa?
¿Que su piel canela no vuelva a brillar?
¿Que esa hermosa vicuña no vuelva a correr?
¿Que sus ojos no vuelvan a ver?

¿Que no debí?
Pues qué va
Porque al final del día su sonrisa me reconforta.
Su aura alimenta la mía.
Su ánimo me contagia
Y su esperanza me alivia las dudas del alma.

Y sí, no debí. Pero lo hago
Por más que los sentimientos agolpen.
Por más que las dudas me ahorquen.
Por más que el futuro me ignore.
Por más que su favor no me toque.

No debí... Pero lo hice.
Por ella, por quererla.
Porque condenado a levantarla fui
desde el primer momento que sentí algo por ella...


No debería...
Ilusionarme de una vida con ella.
De que sea mi pecho el que su cabeza desea.
Que sean sus labios lo que los míos anhelan

No debería...
Con Dios y la Vírgen de testigos
Quererla tanto...

Si solo de amigos estamos.